Químico Farmacéutico sede Punta Arenas

Constanza Fuentes.

Nací en el norte, en Illapel, pero mi familia siempre ha sido del Sur. Fue en Río Bueno (entre Valdivia y Osorno) donde viví gran parte de mi vida, desde Kínder a Cuarto Medio.

Como Río Bueno es un pueblo chiquitito, era súper tranquilo y todos nos conocíamos. Cuando niña habían muchas cosas que sabíamos que existían solo por la tv, como el cine. De hecho, todavía no hay un cine allá.

Mi infancia fue súper sana y feliz. De andar en bicicleta, ir al río, nadar en el Lago Ranco y jugar con mis hermanos, primos y amigos.

Ahora la mayoría ya nos fuimos de Río Bueno. Porque si uno quiere estudiar alguna carrera tiene que irse a alguna ciudad. Todos crecimos sabiendo que si queríamos estudiar algo teníamos que dejar nuestras casas en algún momento…eso lo teníamos incorporado al “chip”.

Cuando llegó Cuarto Medio no sabía qué estudiar. Tenía un espectro muy amplio de intereses: desde Ingeniería Mecánica, pasando por Química, Arquitectura hasta Arte. Finalmente, cuando me decidí por el área de la química, estaba entre Bioquímica y Química y Farmacia, esa fue la decisión más difícil. Pero me interesaba estar ligada a la salud, por eso me decidí por Química y Farmacia.

Quedé en la Universidad de Chile, pero Santiago no es para mí. O yo no soy para Santiago. Las distancias son muy grandes, su ritmo de vida y el calor! No. Aunque sí fui muchos veranos seguidos a la capital, pero porque iba a ver a mi abuela que vivía en San Miguel. Soy muy apegada a ella.

Constanza durante su época universitaria.

Opté por estudiar en la U. de Concepción sin haber estado nunca en esa ciudad. La conocí recién cuando fui a buscar una pensión y me gustó. Era una ciudad grande, pero nunca tanto como Santiago. Y la universidad me encantó, estaba todo junto, pude conocer personas de muchas carreras distintas.

Logré estudiar gracias a una beca que me gané. Pero no cubría todo el arancel, así que para lo que faltaba tuve que utilizar el Fondo Solidario, que aún lo estoy pagando. Pero lo pago feliz, porque sé que es una ayuda que aún permite a las personas estudiar en la universidad cuando no tienen recursos.

A la Liga llegué a través de un amigo que conocía a la QF de la sede de Concepción. Necesitaban un reemplazo en la época de vacaciones de verano y me preguntó si me interesaba. Ahí recién comencé a conocer más de la institución. Me gustó el trabajo con los pacientes, porque no era solamente un local de venta de medicamentos, como el resto de las farmacias en que había trabajado, donde incluso me pedían cumplir metas en la venta de recargas de celulares… a ese nivel. Así que postulé feliz. Eso en 2017.

En una de sus tantas travesías hacia las Torres del Paine.

Me gustó mucho el ambiente laboral que había en la Liga. El trato entre los compañeros y con los pacientes y clientes, no se generaba esa competencia entre auxiliares de farmacia que había en las cadenas, por ejemplo. Al finalizar el reemplazo, me comentaron que estaban buscando QF para la nueva sede de Punta Arenas y postulé a ojos cerrados.

Lo que más me preguntaban era si estaba segura de querer venirme a Punta Arenas. Y yo: “sí”. Había ido una vez de turista y me encantó la ciudad. Recuerdo que le dije a mis amigos esa vez que si me salía un trabajo ahí me vendría a vivir sin pensarlo dos veces. Además, no tenía nada que me atara a Concepción y no tengo problemas con el frío, mientras haya calefacción jajaja.

En Punta Arenas la gente está acostumbrada a tener un poco más de paciencia con todo. Por un tema de aislamiento histórico, todo demora más en llegar acá. Y eso es bueno, hace que la vida aquí sea más tranquila, más calmada. Es algo invaluable. Aunque con la pandemia algunas personas quedaron un poco más irritables, como en todos lados igual.

También es una ciudad que aún es segura, en general. Imagínate que cuando hacía turno y salía a las 12 de la noche me iba caminando sola a mi casa. Es una realidad poco usual a nivel país. En Concepción nunca lo hice.

Un «Martín Pescador», dibujado por Constanza.

De chica que me gusta pintar y dibujar, especialmente naturaleza. Por eso tenía dudas al principio de estudiar Arte también. Trato de aprovechar al máximo la luz natural para hacerlo, por eso en esta época me cunde más, en invierno se oscurece muy temprano.

Los fines de semana juego básquetbol uno contra uno con mi pololo. Ese es mi deporte y tratamos de aprovechar el buen tiempo, porque en invierno es imposible por la capa de hielo que se forma en las canchas.

He ido 6 veces al Parque Torres del Paine. Y aún no termino de conocerlo entero. Es lo maravilloso de ese lugar, hacer trekking, aunque sea por los mismos lugares… imposible aburrirse ante esos escenarios.