Del sur a la capital, esta es la historia de superación de una mujer que transformó su dolor en servicio. Tras 17 años en la Liga Chilena contra la Epilepsia, durante junio asumió la presidencia del voluntariado de Santiago. Conoce un poco más de su historia.
— Sra. Ezia, ¿cómo fue su primer encuentro con la Liga?
Todo comenzó en 2008, cuando acompañaba a mi hermana para un examen de mi sobrina en el Servicio Médico de la Liga. Estábamos descartando epilepsia. Fue allí donde conocí a Olga Latus, una voluntaria que me habló de este mundo de servicio. Ahí algo hizo click en mí. Al poco tiempo, hice tres meses de inducción y comencé este camino que me ha acompañado durante 17 años.

La Sra. Ezia Iturra junto a la Sra. Luz Madrid, quien llevaba 52 años como voluntaria y presidenta.
— ¿Qué rol ha jugado el voluntariado en su vida personal?
En 2011 quedé viuda, fue un momento muy duro. En lugar de encerrarme en mi dolor, encontré en la Liga un espacio para sanar ayudando. Aquí aprendí que mis problemas no eran los únicos ni los más grandes. Al acompañar a personas con epilepsia, muchas de ellas enfrentando situaciones más complejas que la mía, descubrí el poder terapéutico de servir.
— ¿Este espíritu de servicio viene de antes?
Sí, en realidad es un hilo que ha atravesado mi vida. Como profesora, siempre traté de detectar las necesidades ocultas de mis alumnos. Más tarde, como psicopedagoga en un hogar de menores y también como voluntaria en la Corporación Nacional del Cáncer. Cada experiencia me enseñó lo mismo: el verdadero liderazgo nace de la capacidad de conectar con el dolor ajeno.
— Hablemos un poco de sus raíces. ¿De dónde es usted?
Nací en Concepción, pero me crié en San Javier, un pueblo cerca de Talca. Guardo recuerdos muy lindos de mi infancia allí. Jugaba con mis hermanos y sus amigos.
— Cuéntenos un poco de su familia.
Soy viuda y tengo dos hijas, una vive en Valdivia y otra en Santiago. Hoy vivo con dos de mis seis nietos. Además, mi tía política, Pía Dellarossa, fue presidenta del voluntariado en Concepción y sigue siendo voluntaria hasta el día de hoy. Ella me transmitió ese amor y compromiso con la institución, ya que se entregó por completo a la Liga y eso me marcó profundamente.

La Sra. Ezia participando en el último ANLICHE.
— ¿Cuáles son los pilares que guían su liderazgo en el voluntariado?
Trabajo en equipo: quiero que todas aporten ideas; no soy de imponer.
Crecimiento: me interesa captar más voluntarias y fortalecer nuestra presencia en regiones.
Empatía: Aquí se aprende a mirar para el lado. Es fundamental.
— Un poco de usted fuera del voluntariado: ¿Qué cosas le gustan?
Me encantan las masas, especialmente los tallarines. Tampoco le hago el quite a un buen lomo a lo pobre. En cuanto a la música, disfruto mucho a André Rieu y Roberto Carlos. Son para alegrar el alma.
— ¿Tiene alguna frase que la inspire en su día a día?
“Todo lo que comienza debe terminarse” y «Todo se puede hacer.» Son frases que me han acompañado siempre.
— Finalmente, ¿qué mensaje le gustaría dejar a sus compañeras del voluntariado?
Que la Liga crezca, con proyectos que beneficien a los pacientes y con voluntarias unidas. Creo firmemente que cuando trabajamos juntas, multiplicamos el impacto de lo que podemos lograr.
Deja una respuesta