Coordinadora Contact Center
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Leslie Ravelo.
Nací en el Hospital Sótero del Río. Mi niñez y juventud la viví en Puente Alto, junto a mi hermano (Miguel, 41), mi mamá (Sara) y mi papá (Miguel), hasta que se separaron.
El divorcio de mis papás ha sido una de las etapas más difíciles que me ha tocado vivir. Fue un proceso largo que viví entre los 10 y los 15 años. La rabia con la que quedó mi papá tras la separación afectó mucho nuestra relación.
Tengo mala memoria. Pero últimamente viendo fotos antiguas recordé lo feliz que fue mi niñez. Típico de almuerzos familiares o cumpleaños muy numerosos y yo haciendo el loco con mis primos jaja. Tenemos muchas fotos de esa época.
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De izquierda a derecha: Miguel (papá), Sara (mamá), Miguel (hermano) y Leslie de 9 años.
El 21 de junio pasado mi papá murió producto de un cáncer de próstata muy agresivo. Se lo encontraron ya muy avanzado, esparcido en los huesos y en uno de sus riñones. Así que solo quedaba darle tratamiento paliativo para el dolor.
Él fue muy trabajólico y hoy yo me pregunto: ¿valió la pena? Nunca pudo disfrutar de la vida ni de su familia. Eso me marcó mucho y lo veo como una enseñanza.
Cuando conocí su diagnóstico quise acercarme a él. Pude acompañarlo en su último año y reconstruir la relación que teníamos perdida. Yo sé que se fue contento.
Y mi mamá es mi todo. Mi pilar. Mínimo hablamos por teléfono 2 veces al día. Hoy está activa todavía, atendiendo su botillería junto a mi padrastro. “Happy hour”, se llama.
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Junto a su hermano Miguel en la Plaza de Puente Alto.
Con mi hermano somos polos opuestos. Él es el estudioso, de quedarse en la casa; ¿y yo? Nada! Siempre me gustó mucho tener hartos amigos, salir. En el colegio me conocían como la “hermana de…” jaja, pero todo bien. Lo pasé muy increíble.
Salí de Cuarto Medio un viernes y el lunes siguiente ya estaba trabajando. Como no me dio el puntaje para una beca y quería estudiar psicología, había que buscar cómo. Estuve estudiando vespertino esa carrera por 2 años y medio y ahí me di cuanta que no era lo mío, me di cuenta que el “corazón de abuelita” no me ayudaba y que iba a terminar llorando con los pacientes.
He trabajado en hartas cosas. De cajera, corredora de seguros, de inspectora de un colegio en Recoleta y de administradora del restaurante “El Ancla”, que fue uno de los más entretenidos y estresantes al mismo tiempo. Nunca paraba y estaba a cargo de 85 personas. No había respiro, pero me encantaba.
Con el tiempo me di cuenta que lo mío era el área administrativa. Así que me puse a estudiar Administración de empresas en el Inacap. Siempre de noche porque trabajaba.
Con José Miguel – mi esposo- llevamos 11 años juntos ya. Aunque casados solo 1. En él encontré un gran compañero de vida, eso es lo que uno busca, ¿no?
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Leslie junto a su marido, José Miguel.
Tengo la enfermedad de Crohn. Que ha sido uno de los grandes quiebres de mi vida. Yo creo que se gatilló por el estrés, trabajar, estudiar de noche, sobrellevar la vida en familiar y en pareja… fue mucho al parecer y mi cuerpo no resistió. Al principio costó llegar al diagnóstico y luego costó más encontrar un tratamiento. Después de 7 años, de mucho dolor, complicaciones y limitaciones, he logrado controlar la enfermedad y hoy se encuentra en remisión.
A la Liga llegué en 2018. Como asistente de la Subgerencia de Comunicaciones y Extensión y me encantó. Era todo un mundo nuevo, poder colaborar en las capacitaciones que se realizaban a lo largo de Chile me llenó el corazón.
En pandemia, con la suspensión de las capacitaciones presenciales, pasé a apoyar la central telefónica. Y nunca pensé que me gustaría tanto el contacto directo con los pacientes. Ayudarlos, orientarlos, resolver sus dudas. Por eso cuando se anunció en 2020 que se crearía un Contact Center a mí me brillaron los ojos. Quería ser parte de ese equipo.
Ser la Coordinadora del Contact ha sido todo un desafío. Llevo poco más de un año es este cargo y al principio -debo confesar- me dio mucho nervio por la gran responsabilidad que significaba, tanto con el equipo como con los pacientes y la Liga. Pero yo sabía cómo hacer este trabajo, había participado en el proceso de formación del servicio, así que lo asumí feliz. Además, sé por mis experiencias anteriores, que la Liga es un muy buen lugar para trabajar.
Tengo un hijo-gato, que es parte de nuestra familia. Se llama Tito y tiene 6 años. Como ha pasado toda su vida al “interior”, no sabe ser gato. Estoy segura que si ve un ratón, sale corriendo. Nos acompaña mucho y ha sido mi mejor enfermero en tiempos difíciles.
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Tito, el gato que no sabe que es gato.
16/08/2023 a las 11:57
Gracias Lesllie por compartir tu historia, cargada de transparencia , desafíos y logros.
Un Abrazo
Milka
11/08/2023 a las 17:18
Muy lindo el manifiesto Leslie. La vida es asi de buenos momentos y malos . El ser perserverante da buenos frutos. Te mereces con creces los desafios que haz logrado. Feliz de poder conocerte como pesona.
Saludos.